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domingo, 28 de junio de 2020

Para noctámbulos





¿Sufres insomnio y no sabes cómo entretener las horas de vigilia? No te preocupes: el maestro del terror Stephen King ha pensado en ti, y ha escrito libros como el que hoy os recomendamos: "Las cuatro después de medianoche".

Este libro en realidad está compuesto por dos historias completamente independientes, y que solo tienen en común ese fondo de mal rollo que dejan las buenas historias de terror. Porque un buen relato de miedo no debe consistir únicamente en psicópatas y sangre, y eso lo sabe el bueno de King. Hay que trabajar con otros temas, como los terrores infantiles. Y ahí tenemos la primera de las historias: "El policía de la biblioteca", que comienza con algo tan inocuo como un corredor de seguros que coge prestados unos libros para escribir un discurso, y que acaba descubriendo que no conviene entregar los préstamos con retraso. También sabe jugar con esa temible y fértil pregunta: "¿Y si...?". ¿Qué pasaría si te encontraras una vieja polaroid y las fotos que sacaras únicamente mostraran un espantoso perro que parece tener vida propia y que se acerca más y más con cada foto? El modo en que el protagonista se enfrenta a ese imposible a lo mejor no es tan diferente a lo que cualquiera de nosotros haríamos...

Stephen King es uno de nuestros autores favoritos, y eso que reconocemos que algunos de sus escritos nos dejaron con un sabor indiferente al leerlos (como "Un saco de huesos" o "Corazones en la Atlántida", aunque es una opinión personal). Sin embargo, el King de los inicios, el King de "Carrie", "Cujo", "Christine", el King de "La Tienda", "Los ojos del dragón" o la saga "La Torre Oscura" nos parece todo un artista del género, que nos encanta releer. Este libro, junto con su compañero "Las dos después de medianoche", son de estos últimos. Leedlos y tened escalofríos despiertos o pesadillas dormidos.




Un momento para la poesía

Síndrome


Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.

Mario Benedetti



Telediario herbívoro