Para aquellos que decidieron caminar sin rumbo fijo y aterrizaron en un lugar como éste. Aquí tenéis vuestro sitio.

lunes, 21 de enero de 2019

Adiós a Lolo Rico




A los 84 años, nos ha dejado Lolo Rico, la que fue creadora y directora del programa "La Bola de Cristal". Para muchos, ninguno de estos nombres significará nada, pero para los que estuvimos ahí, la cosa es muy diferente, tan diferente que podríamos decir que llevamos el sello de una generación especial, una generación que sabe el auténtico significado de expresiones como "me pego un voltio", "faradio, faradio" o "no se ría de la Bruja Avería".



¡Los electroduendes al completo!


"La Bola de Cristal" fue un programa como nunca lo ha vuelto a haber. Era original, atrevido, innovador; tenía espíritu de programa de variedades (en el sentido de que ofrecía secciones de todo tipo, desde dibujos animados y actuaciones musicales hasta entrevistas con escritores) y tenía vocación de entretener. Pero con un entretenimiento sano, maduro e inteligente. En palabras de cierta presentadora de la tele cuando comentaba la noticia, "hablaba a los niños como si fueran adultos", sin subestimar su inteligencia ni caer en infantilismos sobreprotectores. Y vaya si transmitía mensajes: gusto por el deporte, por la lectura, ayudar a los compañeros, respeto hacia personajes intelectuales (que no es, ejem, lo que la televisión de ahora pregona, para ser sinceros), por no hablar de los "incendiarios" lemas de la Bruja Avería. ¡Una auténtica sacudida para las neuronas!

Por eso, aunque te hayas ido, Lolo Rico, que te quede muy claro que has dejado atrás un legado muy grande. Toda una generación de niños - ahora no tan niños - disfrutaron, crecieron y aprendieron con tu programa, algo irrepetible que sucedió ¡Y nosotros estábamos allí!

Para terminar, os dejamos con una de las frases que a veces aparecía en el programa:


“Tienes 15 segundos para imaginar. Si no se te ha ocurrido nada, a lo mejor deberías ver menos la tele"







lunes, 14 de enero de 2019

Telediario herbívoro


"Solo quien ha comido ajos puede darnos
una palabra de aliento"


Woody Allen






¿Por qué decimos...?

Cabrearse

Hace poco que hemos empezado el año, y no es cuestión de cabrearse, que, como todos sabemos, significa "cogerse un enfado de los buenos". Así que hemos decidido averiguar de dónde venían los "cabreos" originales, que, todo sea dicho, y para sorpresa de todos, no tenían que ver en nada con las cabras ¡sino con una ley de tiempos de Alfonso XI de Castilla!

En aquella época existía el "cabreo" o "cabrevación" bajo el significado de "censo de terrenos y fincas sujetos al pago de cargas reales o nobiliarias". Vamos, lo que viene a ser un impuesto por trabajar terrenitos. La palabra venía del latín "capibrevum" (recuperar en breve), ya que era un beneficio que se recibía a corto plazo a cambio de la concesión de tierras por parte del rey a campesinos. Así, en aquella época no era raro hablar por ejemplo del "cabreo de la Orden de Malta", que no era que los templarios estuvieran de pésimo humor, sino que el monarca de turno les había dado parcelas para que las cultivaran y sacaran beneficios de ellas.

¿Y por qué pasó a tener un retintín tan negativo? Porque te puedes imaginar que a los campesinos no les hacía gracia pagar, y que en más de una ocasión hubo revueltas sangrientamente reprimidas por culpa de estas tasas. Con el tiempo, y hasta la actualidad, los cabreos y los impuestos acabaron por ir siempre juntos.






lunes, 7 de enero de 2019

All for Metal

Hoy dedicamos un tema muy cañero a nuestros lectores,
de esa gran artista que es Doro Pesch.

¡ALL FOR METAL!









domingo, 6 de enero de 2019

Pensatiempos

Vamos a empezar el año haciendo un poco de ejercicio con eso que tenemos entre las orejas. ¿Qué te parece si tratas de encontrar en esta imagen algún error?








La solución, como siempre, en los comentarios de la entrada ¡Pero hay que intentarlo antes!






viernes, 4 de enero de 2019

La Física Cuántica como nunca te la habían contado




Hay temas que, cuando son mencionados a un profano, provocan reacciones que van desde la cortés indiferencia hasta el más abierto horror. Es lo que ocurre con esa rama de la ciencia llamada Física Cuántica, que de tan antiintuitiva llega a resultar esotérica, con sus partículas que son también ondas, sus gatos que están a la vez vivos y muertos, sus electrones que están en varios sitios a la vez y sus creaciones de materia a partir del vacío (que resulta no estar tan vacío como pensábamos). Así que decir que un libro de Física Cuántica resulta no solo divertido, sino que incluso a veces te echas unas risas tu solo mientras lo lees en el metro (y el resto de la gente, pobrecitos ellos, te mira raro) parece un auténtico desatino.

Sin embargo, ahí está Javier Santaolalla, del grupo "Big Van" (sí, escrito así) para conseguirlo. Sin faltar ni un solo momento al rigor científico y sin miedo a abordar cualquiera de los temas para mostrarlos al gran público, nos hace una completa exposición del panorama actual en esta rama de la Física, pero de tal manera que en algunas ocasiones nos da la impresión de estar asistiendo aun monólogo de esos de "El club de la comedia". Y así, entre risas y referencias frikis (porque hay que decir que si eres friki de ciertos temas le sacas mucho más jugo al libro, aunque no es imprescindible) Javier nos mete cucharadas de ciencia de la buena y la sorprendente, de esa que nos deja con ganas de seguir leyendo. ¿Se puede pedir más?

Por cierto,  también de los autores de "Big Van", hay un par de libros que vamos a leer en cuanto tengamos ocasión, con títulos tan sugerentes como "Si tú me dices gen, lo dejo todo" y "Si venimos del mono ¿por qué somos tan cerdos?".