Para aquellos que decidieron caminar sin rumbo fijo y aterrizaron en un lugar como éste. Aquí tenéis vuestro sitio.

jueves, 30 de agosto de 2018

De periplo por Europa

Nuestro siguiente día nos llevaba directamente a las faldas de los Alpes franceses. Aquí el paisaje que habíamos estado viendo se convertía en altas estribaciones montañosas, prados verdes y pueblecitos de tejados picudos.

El pueblo protagonista del día fue Chamonix, un curioso enclave alpino que ha sido sede de juegos olímpicos de invierno y es quizás el principal punto de partida para todos aquellos que deseen desafiar al Mont-Blanc, que, con sus 4.810 metros de altura, es el pico más alto de Europa.

Nosotros no vamos preparados para una ascensión así, por lo que optamos por la alternativa para "turistas": el funicular que sube hasta el Aiguille du Midi. Resultó ser toda una experiencia, no tanto por el viaje en el funicular en sí, sino por las vistas que nos esperaban al llegar arriba. Es, literalmente, como entrar en un mundo distinto de picos, viento, neveros, alturas y espacios vacíos. Nos dejó una impresión imborrable, y además pudimos ver a placer chovas piquigualdas, que estaban al quite de cualquier resto de comida que se les escapara a los visitantes.

El resto del día lo pasamos en Chamonix, recorriendo sus calles llenas de alusiones a alpinistas célebres y deportes de invierno, y disfrutando de la estética de sus casas de cuento.

Finalmente, dejamos atrás Chamonix para dirigirnos a Italia. Esa noche dormimos en Milán, ciudad que esperaba, al día siguiente, brindarnos todos sus encantos. Os dejamos con las fotos del día de Chamonix; para verlas en grande solo tenéis que pulsar sobre ellas.

































































 

















































































































martes, 28 de agosto de 2018

De periplo por Europa

Antes de abandonar Aviñón y continuar nuestro viaje hacia los Alpes, teníamos una cita pendiente e ineludible: la visita al palacio papal. Este lugar - que más que palacio parecía una fortaleza - fue un auténtico hito histórico en su momento, guardando tesoros en posesión de la Iglesia y albergando a personajes tan notables como Benedicto XII y Clemente VI (el cual, por cierto, llegó a comprar la soberanía de la ciudad por ochenta mil florines). Nos hicieron un pequeño descuento por grupo numeroso, y nos dieron a cada uno una tablet y auriculares para la explicación de la visita. Nosotros habríamos preferido un guía en persona (tener que estar pendiente del aparatito distrae mucho y no te permite saborear la atmósfera) pero era lo que había. A la salida del palacio pudimos sacarnos alguna foto con un papa-mimo que había en la plaza ¡qué simpático!

Dejamos Aviñón y proseguimos el viaje hacia paisajes cada vez más montañosos y verdes. Nuestra siguiente parada (y en la que pasaríamos el resto del día) iba a ser Grenoble, capital de los Alpes, ciudad universitaria y con un gran pasado científico y artístico (fue nada menos que la cuna del escritor Stendhal). La ciudad está llena de lugares para admirar: la plaza peatonal de San Andrés, el antiguo Palacio del Parlamento, el "Jardin de Ville" con sus árboles centenarios, la plaza de Notre-Dame con su catedral o la Fuente de los Tres Estamentos, por citar solo algunos. Y por supuesto, el nombrado tranvía de Grenoble. Pasamos el día recorriendo sus calles y disfrutando de su atmósfera única, hasta que tocó volver en metro a la zona del hotel, para descansar y así poder afrontar la siguiente jornada.

Os dejamos con las fotos de aquel día. Como ya sabéis, para verlas en grande solo tenéis que pulsar sobre ellas. ¡Esperamos que os gusten!















































































































































































 
































































Una canción mágica... Caravanserai

Los martes suelen tener mala fama, pero nada puede ir mal si nos dejamos llevar por la energía positiva de esta canción tan bonita de Loreena McKennitt.










jueves, 23 de agosto de 2018

De periplo por Europa

Nuestro segundo día recorriendo Europa nos puso rumbo a Aviñón, ciudad cargada de historia donde las haya, con sus murallas y su palacio papal. Pero antes de llegar a ella, teníamos una parada intermedia en el Pont du Gard, un increíble acueducto romano en plena naturaleza, y que dio para estirar las piernas y sacar unas cuantas fotos...

LLegamos a Aviñón sobre la hora de comer, así que decidimos atender primero a las necesidades alimentarias para luego dedicarnos tranquilamente a visitar los lugares de interés. Pasamos un buen y entretenido rato buscando una boulangerie (panadería, para los que no sabemos francés) donde comprar una barra para hacernos un bocata ¡Cosas del idioma!

Aviñón tiene un decidido sabor medieval. No solo por los muros que circundan su casco antiguo, sino por la estrechez y empedrado de algunas de sus calles, y la imponente silueta del palacio papal (que pudimos ver por dentro). Aunque pasear por sus callejones tiene ya su encanto, merece la pena ver hitos como la catedral de Notre Dame des Doms, el Petit Palais o el Puente de Avignon, que solo llega hasta la mitad del río Ródano. Incluso puede verse por dentro el edificio del ayuntamiento...

Os dejamos con las fotos del día. Para verlas en grande, pulsad con el ratón sobre ellas.




 


























































































miércoles, 22 de agosto de 2018

De periplo por Europa

Estas han sido unas vacaciones peculiares. Nos hemos lanzado a la aventura de ver ciudades más allá de nuestras fronteras, y a través de una agencia de viajes, hicimos un recorrido por varios países de Europa. Es un plan distinto a lo que estamos acostumbrados, y por eso estábamos bastante nerviosos e ilusionados, y al final todo salió magníficamente y volvimos con un montón de vivencias y recuerdos gratos.

Pero vayamos poco a poco. En esta y sucesivas entradas os iremos contando mucho de lo que vimos y mostrándoos algunas de las fotos que sacamos. Os prevenimos, sin embargo, que las fotos no llegan a captar todo lo que es estar allí en persona, aunque esperamos que os abran el apetito de ir a ver esos lugares por vosotros mismos.

Nuestra primera parada más allá de los Pirineos fue la ciudad francesa de Toulouse. Cuando llegamos era ya hora de comer, así que buscamos un parque para dar cuenta de unos bocadillos que habíamos preparado. El lugar era acogedor pero ¡hacía mucho calor! Fue el único detalle que habríamos cambiado para que nuestra experiencia por Toulouse fuera un poco más grata y menos "sudorípara".

Una vez comidos, comenzamos nuestra visita de la ciudad. Diligentes como somos, llevábamos algunos de los lugares más importantes anotados, y provistos de un mapa conseguido en una oficina de turismo, nos lanzamos a buscarlos.

Toulouse tiene muchos edificios monumentales. Por desgracia, algunos de ellos los encontramos cerrados, y no pudimos verlos por dentro. Aun así, edificios como la Basílica de Saint-Sernin, la Catedral de San Esteban con sus magníficas gárgolas o el Convento de los Jacobinos son dignos de contemplarse por fuera. Por si fuera poco, callejeando pueden encontrarse pequeñas joyas artísticas aquí y allá, como si jugaran al escondite con el turista.

Cansados pero satisfechos, y con la idea de que nos esperaban muchos más días por delante, nos fuimos al hotel. Ya os contaremos los días que llegaron después; de momento os dejamos con algunas fotos, que podéis agrandar haciendo clic sobre ellas para poder verlas mejor.