Una gran voz que queda entre nosotros, a pesar de que nos haya dicho adiós, nuestro querido Constantino Romero lee este soberbio discurso del jefe Seattle
cargado de valores y de elocuencia.
Ahora que se mandan más cartas que de costumbre, nos gustaría destacar especialmente ésta, porque es todo un canto a la conservación de la Naturaleza, todo un techado de nobleza. En eso de ser salvajes, los indios de Norteamérica acuñaban una sociedad mucho más civilizada que la nuestra.
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