Ser duro de mollera
He aquí una expresión curiosa que ha cambiado el significado que tenía en un principio. La mollera era el nombre que se daba a la parte superior de la cabeza de los bebés y que, como todo el mundo sabe, aún no tienen cerrada del todo. Cuando de alguien se decía que "ya se le había cerrado la mollera", se insinuaba que ya era un muchacho bien crecido y con la cabeza asentada. Como se ve, todo muy positivo.
Pero con el tiempo, y quizás porque a medida que vamos creciendo perdemos capacidad de aprender, el dicho mudó a "se le ha cerrado bien la mollera" como sinónimo de que a dicha persona ya no le entraba una idea nueva, y de ahí, a ese "duro de mollera" con que calificamos a la persona cerril, cabezota e incapaz de cambiar su punto de vista.
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