En la última entrada de nuestro periplo por Europa nos habíamos quedado en la montañosa población de Chamonix, a la sombra, casi casi, del majestuoso Mont Blanc. Nuestra siguiente etapa entraba ya en Italia; concretamente, en Milán, capital de la región de Lombardía. Es una ciudad muy grande, la mayor en extensión de toda Italia, aunque al turista ocasional solo le interesará el núcleo principal, donde se encuentran los edificios y obras de interés histórico y artístico.
Imprescindible del todo es ver la catedral, en la Piazza il Duomo. Es una obra monumental, absolutamente imponente. Y si tenéis, como pudimos hacer nosotros, la oportunidad de verla por la noche, mejor que mejor. Por desgracia, no pudimos visitarla por dentro, pero solo contemplar su exterior es una delicia para los sentidos.
Muy cerquita de la catedral encontramos la Galleria Vittorio Emanuele II, donde se encuentran tiendas para comprar productos de lo más caro y exquisito. Las tiendas no nos interesan, claro, pero pasear por el interior de la galería, con la luz dorada filtrándose por su bóveda, es también una experiencia muy chula.
Saliendo de la galería desde la Piazza il Duomo, nos topamos con la estatua de uno de los más grandes genios de todos los tiempos. Nos referimos, por supuesto, al incomparable Leonardo Da Vinci, que preside con su modesta figura la Piazza de la Scala.
Estos son solo algunos ejemplos de los puntos de interés artístico e histórico que podéis encontrar en Milán si paseáis un poco por sus calles. Tampoco puede faltar, como hicimos a mediodía, comer un buen plato de pasta o de queso mozzarella en uno de sus numerosos restaurantes. El Castillo Sforzesco, la Piazza Mercanti o el Parque Sempione fueron algunos de los otros sitios que pudimos conocer, ya que nos dejaron todo el día libres por la ciudad.
Si hay que ponerle algún "pero" al día, fue sin duda el calor que tuvimos que pasar, ya que nos pilló justo en la gran ola de calor que recorrió Europa este verano. ¡Y ojo con los mosquitos! En cuanto empezó a ponerse el sol, se convirtieron en un auténtico azote. Si visitáis Milán en verano, no os olvidéis de echar repelente...
Os dejamos con las fotos de la jornada. Para verlas en grande, solo tenéis que pulsar en el ratón sobre ellas ¡Esperamos que os gusten!
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