Cuando nos enteramos de que esta película iba a salir, nuestra primera impresión era de recelo. Al fin y al cabo, el Joker es un personaje muy difícil, en el que es fácil caer en extravagancias histriónicas o en violencia sin sentido. Sin embargo, a pesar de que nuestras expectativas al respecto estaban un poco bajas, decidimos ir a verla al cine.
Salimos totalmente abrumados. Es, en una palabra, un peliculón. Una obra compleja, un retrato psicológico descarnado y sin concesiones, crudo y trágico, que muestra cómo una persona, a causa de sus problemas mentales, es dejada de lado por la sociedad y vapuleado por todos los frentes, sin recibir ninguna ayuda. Es temido, menospreciado y burlado, hasta que al final, estalla. Un descenso a los infiernos tan coherente que empatizas con el personaje. La actuación de Joaquin Phoenix es magistral. La fotografía y la banda sonora, envolventes y soberbias. No es una película de superhéroes (y mucho menos una película para niños, que vimos unos padres que habían llevado a sus retoños de cinco y nueve años, teniendo en la sala de al lado "Mascotas 2"... hay quien no tiene perdón de Dios). En un tiempo en el que hay octavas secuelas e inundación de "remakes", da gusto encontrarse con una obra de tanta calidad.
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