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lunes, 28 de octubre de 2019

¿Por qué decimos...?

Perico el de los Palotes

En el lenguaje coloquial, aludir a Perico el de los palotes es lo mismo que referirse a Fulano de Tal o a Mengano, es decir, personas indeterminadas; un cualquiera, como quien dice. La expresión ya se usaba en el siglo XVII, aludiendo a un personaje que según Covarrubias, era un tonto que solía ir con dos palos. Por eso el dicho pasó a denominar a cualquier mindundi de poca importancia.

Lo curioso es que sí existió un Perico el de los palotes real. Se trataba de una mujer. ¡Que sí, que sí! Nada menos que la corresponsal de guerra Carmen de Burgos, la primera española en ejercer este peligroso oficio. Escribió más de cien novelas y numerosos artículos y columnas para el diario "El Heraldo de Madrid". Como en aquella época no estaba muy bien visto que una mujer ejerciera el periodismo (¡y encima era divorciada!), firmaba sus trabajos como "Perico el de los Palotes", como dando a entender que no importaba quién presentaba la noticia, sino que era la noticia en sí lo importante. Toda una lección de humildad.





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