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sábado, 3 de diciembre de 2022

¡Esto no ayuda!

Parece que últimamente se ha puesto de moda el realizar activismo climático recurriendo a los museos y obras de arte para llamar la atención. Después de uno de los cuadros de "Girasoles" de Van Gogh en la National Gallery de Londres, le ha tocado el turno a las dos "Majas" de Goya en El Prado.

Vamos a aclarar algunas cosas. Somos los primeros que estamos a favor de tomar medidas que ayuden a reducir los efectos del cambio climático. Nuestra crítica no es contra el mensaje, sino contra la forma en que se hace. No solo nos parece que no aporta solución, sino que encima es contraproducente. Nos explicamos.

A excepción de algún negacionista, el público general ya admite la realidad del cambio climático. ¿En serio esas personas creen que por realizar esas acciones que rozan lo vandálico en un museo van a realizar una labor informativa o de concienciación? Para el que ya está concienciado solo será una molestia y un atentado contra el arte; para el que no lo está solo será un momento de foto, no van a cambiar su opinión. ¿Qué quieren decirnos? ¿Que los gobiernos del mundo podrían hacer más? Noticias frescas. En todo caso, quizás deberían realizar estas acciones en países como EE.UU. y China, que, siendo de los que más contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero son los que menos se acogen a los acuerdos internacionales.

No se solucionan las cosas señalando el problema y luego interpelando al espectador "¿Te importa más el arte o el clima del planeta?" Y ya está, con eso ya he hecho mi parte. Es una falacia infantil, dar a elegir -y con tono admonitorio- entre dos cosas que no son excluyentes. Se soluciona yendo a los responsables de tomar decisiones y presentarles propuestas realistas y factibles, basadas en criterios científicos, y luego sentándose a negociar, porque la mayoría de las veces las cosas no pueden ser como a nosotros nos gustaría. Dejar de usar el petróleo YA puede sonar genial, hasta que nos paramos a considerar las consecuencias en el mundo real, al menos hasta que consigamos energías de transición. Es sobre eso sobre lo que hay que trabajar e investigar, no arrojar botes de tomate sobre cuadros e incordiar al público general echándole en cara un mensaje que ya conoce.

Porque esa es la otra cara de la moneda. Estas personas están haciendo quedar como unos vándalos desconsiderados e impertinentes a la gente que se preocupa por el cambio climático, dando armas al enemigo. Así que, por favor, parad ya, que no ayudáis. Sentaos a pensar, que solo con buenas intenciones no vale. El mundo real es mucho más complejo que eso.



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