Hay en Italia (concretamente a media hora de Roma y siete kilómetros de Attigliano) un rincón mágico y misterioso, un bosque sagrado poblado de criaturas mitológicas de piedra. Dragones, gigantes, tortugas, ballenas, esfinges, dioses, elefantes... Todos ellos se alzan silenciosos y misteriosos entre los árboles, testigos mudos del paso de los siglos. Todos ellos fueron ideados y mandados esculpir por Pier Francesco Orsini, duque de Bomarzo, a mediados del siglo XVI, y en cada una de estas estatuas hay un secreto de la vida de este noble.
Existe un libro que narra la vida del duque de Bomarzo, y que os recomendamos mucho. Lo que no sabemos es si deciros que leáis primero el libro y luego visitéis Bomarzo (con lo que veréis el Sacro Bosque con otros ojos) o lo leáis después de ver el lugar (con lo que podréis imaginar la magia de las estatuas). Además, conoceréis la turbulenta, azarosa e intensa vida de la nobleza del Renacimiento ¡No tiene desperdicio!
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