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lunes, 23 de septiembre de 2013

Rosa Lee Parks en bicicleta

La revolución en bicicleta. Ahora es momento de quedarse clavados y no bajarnos del asiento de la bici. Con el manillar a pleno rendimiento, nuestra liberación de tanto estrés, de tantísima contaminación, de tantas obras de mejora del pavimento, de tantos malos humos en definitiva, podría venir perfectamente de vivir la vida sobre dos ruedas.
 
¿Qué hubiera pasado con el pequeño Elliott cuando cogió por banda a su amigo ET si no hubiera tenido una bicicleta en ese momento? ¿Y qué carrera cinematográfica le hubiera esperado a Nicole Kidman si no hubiese trabajado en "Los bicivoladores"? Y aquí mucho más cerquita nuestro, ¿cómo hubieran sido los veranos de millones de españoles sin un "Verano Azul" lleno de las historias de una pandilla con sus molonas bicicletas?. Hoy en día no se ven muchos de estos grupillos por las ciudades, será que no hay buenas zonas habilitadas para ello o que los niños de ahora hacen piña con otras cosas.
 
Cuando los recursos escasean hay que contar con otras alternativas varias. Y si nos están exprimiendo al máximo y quitándonos ciertas concesiones y derechos que son más que de nadie de los ciudadanos: el transporte público es de un precio abusivo, nosotros  mismos podemos pintar la cara amable ofreciendo otras opciones de transporte para hacer ver que la sociedad en su conjunto no nos quedamos de brazos cruzados.
 
 
Rosa Lee Parks luchó por sus derechos de no bajarse del autobús en el que iba por ser negra, una lucha encomiable. Lejos de hacer uso de este argumento para fines políticos o ideológicos, el silogismo viene del "no bajarse", en este caso de un vehículo que poca gente utiliza, que es más que saludable y no contamina. Con la bici a cuestas, con la bici a todas partes, serían los mejores lemas. De ahí a que pueda ser factible pasa por la concienciación a todos los niveles. El camino a recorrer es muy fácil dependiendo de la implicación de los organismos oficiales y de la gente de a pie. Que eso de pedalear con la bufanda en pleno invierno no siempre conviene... (ironía). Pero si a la par que hacemos ejercicio y nos ahorramos un dinero todos los meses le sumamos lo bien que se aparca y lo beneficioso que es para el medio ambiente, ¿todavía hace falta esgrimir más el argumento?. Con una rosa en el manillar, silbando una canción de aquel verano, nos vamos; tenemos que llevar una carta de un tal Neruda.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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