Ni la purga de Benito
Esta expresión se utiliza refiriéndonos a algún remedio o solución a un problema, para indicar que es imposible que haya surtido efecto tan rápido. Por ejemplo, alguien que empiece una dieta y que a los dos días se queje de que aún no ha perdido ningún kilo, se le puede decir "¡Sí, hombre, ni la purga de Benito!".
El dicho parece venir de una anécdota popular anónima, según la cual, un tal Benito, aquejado de un estreñimiento pertinaz que ya le provocaba más molestias de las tolerables, acudió a la botica para que le dieran alguna solución. Según el chascarrillo, no había terminado el boticario escribiéndole la receta cuando Benito sintió que el estreñimiento se le pasaba ¡antes siquiera de tener el medicamento en la mano!
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