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domingo, 10 de marzo de 2013

Ponle tú el título

Ya hace tiempo que me dejé de siglas, de catalogaciones, de llamar a esto "chinigüini" o a aquello "tukituki". 

Hace tiempo que no paseo mi ojos por estudios aburridos de listas interminables llenas de conceptos tediosos, ansiosos de ver la luz. Hace tiempo que no busco otra cosa que esa esencia que emerge de las pequeñas cosas, aquellas que son las auténticas y valiosas. Hace tiempo que me quedo con las risas de los más pequeños, que me dedico a pasear. Hace tiempo que no veo la tele, que no leo prensa, que recibo la información de lo que pasa una semana o algo más, más tarde de que ocurra (hoy me he enterado de la muerte de Chávez). A mi vida no creo que le influya para nada, aunque hoy en día no es como antes, porque parece que nos empeñamos en conectar todo lo planetario y sumarnos a la inflación global, a las inversiones en el extranjero y otras muchas cosas como éstas que, aunque están a miles de kilómetros de distancia, nos tienen que influir a todos. Si es difícil gobernar a unos pocos, la cosa se complica cuando millones de personas queremos estar a la par. Yo me quedo en mi lugar, en mi HOGAR, aunque eso no me impide mirar más allá. Dicen que quién no conoce la historia está condenado a repetirla, pero es un pensamiento vago que se ampara en no poner nuevos horizontes y querer ver hacia dónde debe dirigirse el hombre. ¿Cuántos siglos lleva el hombre siendo "sapiens"? ¿Cuántas veces ha pasado por la misma piedra y tropezado? No sé si todo se debe a la condición reiterada del hombre de no tener amplias miras y solamente mirarse el ombligo. Lo único que sé es que si no ponemos empeño y no alzamos nunca la vista nos quedaremos apolillados eternamente... si por lo menos dejásemos vivir a las polillas... y sé mucho sobre historia, y no solamente la que se cuenta en los libros. Pero, como dicen por ahí, "esa historia mejor la dejamos para otra ocasión".

¿Le preocupa a un bosquimano el ÍBEX 35? Pues ahora mismo no sé qué responder. Porque antes lo tenía claro, pero poco a poco veo que se va diluyendo todo lo que daba verdadera autenticidad al hombre y lo dotaba de su propia identidad. 

Nos estamos convirtiendo en dueños de un mundo material, donde no cuenta nada más que poner un charquito de pipí para marcar y decir que este es nuestro territorio (permitid el símil un tanto infantil, pero es así). El hombre quiere hacerse dueño y dejar su huella en todo lo que le rodea. La belleza de lo salvaje e inconquistable se reserva entonces solo a los cuentacuentos que se dedican a imaginar o a los poquísmos aborígenes o niños de otros mundos que ya ni aparecen en "estas noticias de ahora". 


Seguimos con la mentalidad de conquistadores de antaño, es un puro antagonismo entre querer ser genuinos y no caer en ese pensamiento anquilosado del pasado, pero a la vez querer rendirnos a la comodidad sin hacer ningún sacrificio o, lo que es peor, sacrificando lo que hasta ahora podíamos considerar como bueno: EDUCACIÓN y SALUD. 

Explorar, conocer y poner la banderita, es así. Y esto se aplica a todo, se llame "chinigüini" o "tukituki". Me pregunto si al "tukituki" le gustará su nombre... El conocimiento es valioso, pero es limitado. Debemos conocer, por supuesto, pero de otra manera, con brillo y riqueza en la mirada, con ganas de aprender, de crecer, de hacernos libres, pero no de poseer. Nadie se acuerda de la otra realidad que se esconde en la creación, en la imaginación... en pleno siglo XXI echo de menos un Renacimiento en toda regla, donde el hombre sea DE VERDAD el protagonista y no solo un justiciero que clama o una gente que no deja de cometer garrafales injusticias para su propio beneficio. La tele solo son sofritos, la creación cultural parece que no prospera mucho, los niños ya no aprenden como antes, no juegan, no se divierten. Echo de menos el "UN, DOS, TRES". Programas como "El tiempo es oro", "Historias para no dormir" (genial NN-23)... las echo mucho de menos. Y, mientras no llega esa vena de luz y brillantez, me voy buscando "Mi propio Renacimiento", mi resurgir, porque sé lo que es la vida y que es en verdad algo efímero.


El mundo demanda información, proclama ideologías y se ampara en movimientos colectivos que, como hormigas en una marabunta, a veces no se aclaran nada más que para salir corriendo o armar bulla. La gente protesta, sí, está muy bien, hay que luchar, por supuesto. Pero nadie valora lo cotidiano, el día a día en que luce un nuevo sol y que tenemos que dar gracias por estar aquí. Esa gente puede seguir enarbolando banderas de todo tipo gracias a que su historia continúa un día más. Y la mía se va escribiendo en tener FELICIDAD aferrándome a lo que tengo cerca. 

Si TODOS y cada uno de nosotros, individuo por individuo y uno a uno, nos agarraramos al abrazo de un niño, al cariño de los nuestros, a buscar lo QUE VALE y darle importancia, todo sería mucho más diferente. Déjame de tanta "guasa", de Plays 3, 5 o 17... yo quiero otras cosas: mi tele no es de plasma, no llevo reloj, no me interesan...

Cierto que los grandes movimientos sociales han dado en su momento grandes progresos al hombre. Pero nos olvidamos de otros progresos, aquellos que marcan de otra manera. Yo selecciono la información, yo miro, leo, pienso... y pienso mucho. Y llego a la conclusión de que estamos cómo estamos porque no somos dueños TODOS y cada uno de nosotros de lo que queremos pensar. Y nos vamos escudando en eso que "dice la gente" y nos hacemos eco de todo lo que parece que está de moda o ya no solo se dice, sino que también se comenta y se rumorea. Entiendo mucho de política y me desentiendo, pero no porque no me interese o viva al margen de esas cosas. NO es por eso. Sencillamente porque MI VIDA no es política, aunque de ello dependan algunas decisiones que se toman en esas altas esferas. 


Vivimos en el siglo XXI, pero esto parece la Edad Media. Un tiempo oscuro, donde pese a contar con avances de todo tipo, se soterran cosas, se enmascaran otras y la gente no sabe hacia dónde dirigirse. En esa remota Edad Media también los gobernantes eran los señores de grandes latifundios y tenían sus intrigas personales por llegar a conquistar más feudos. También en esa Edad Media la gente "de a pie" contaba con menos recursos... pero, bla, bla, bla, bla, bla, bla, me dejo de palabrería, de cosas que suenan y resuenan a la misma cantinela que nos llega a los oídos por todas partes. Sinceramente, no tengo miedo a lo que vendrá. Vivo al día, estando con los míos, viviendo con algunos recuerdos y alimentando muchos sueños. Y en ese sentir apolítico, en esa ausencia de ideología, pero no de ideas, abono mis principios y sigo mi propia doctrina y busco ese RENACIMIENTO olvidado.

Señores, busquen cosas auténticas y LUCHEN, sí, pero con cabeza. Las pataletas dejan de surtir efecto si no se juegan bien las cartas. Y la situación actual puede durar tiempo... hay que estar preparados y contar con estrategia. Pero lo más importante:


SENTIR, VIVIR, PENSAR, AMAR, 
AGARRARSE A TUS SUEÑOS...



Tarde o temprano la bombilla  se apaga... 
TIC, TAC...






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