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viernes, 22 de marzo de 2013

Leyendas de todo el mundo

En algunas de las tribus indias de Norteamérica se contaban  en torno al fuego historias sobre Michabo, la Liebre. Era un personaje interesante y muy popular, por su astucia, viveza, carácter impulsivo y facilidad para meterse en líos. Es la figura del Embaucador, presente en muchas mitologías.





Cuentan que hubo una época en la que el mundo atravesaba una ola de calor como nunca había conocido. Las plantas se agostaban, los ríos se secaban y la tierra se agrietaba y se convertía en polvo. La situación era tan dramática, que Michabo se dijo a sí mismo:
"¡Esto es intolerable! ¿Por qué tenemos que aguantar esto por culpa de ese abusón del sol? ¡Voy a darle una lección!"
Michabo se fabricó un arco y unas flechas y se dirigió hacia el este, al borde del mundo, por donde el sol salía todas las mañanas, y se apostó por la noche esperando a que amaneciera.
Pero el sol había visto las intenciones de la Liebre, y se burló de ella saliendo más a la izquierda de lo normal y muy deprisa. Para cuando Michabo pudo apuntar, el sol ya se había alejado demasiado.
El juego duró varios días, y como el sol salía siempre por un sitio distinto, Michabo no conseguía acertarle. Pero un día el sol se descuidó, y la flecha de Michabo se hundió en él, hiriéndolo.
¡Pero no podía imaginarse lo que sucedió a continuación! De la herida del sol brotó un chorro de fuego tan grande que empezó a abrasar la tierra ¡Y se dirigía hacia la Liebre! Esta entonces soltó el arco y las flechas y corrió a refugiarse, pero solo pudo meterse en un hueco del terreno acurrucándose mientras las llamas pasaban sobre ella. Cuando todo terminó, Michabo comprobó que el fuego había chamuscado las puntas de sus orejas.
Desde entonces, las liebres tienen negros los extremos de sus orejas, y se han vuelto muy asustadizas después de la sorpresa de aquel día. Y el sol, por si acaso, asoma muy despacio por el borde del mundo, para asegurarse de que Michabo no le lanzará otra flecha de las suyas.



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