Caminos a la escuela

En el mundo civilizado estamos acostumbrados a que ir al colegio o al instituto sea una tarea más que sencilla. Pero en otros lugares los niños y adolescentes que acuden a las clases tienen que pasar por una auténtica odisea para conseguir este propósito. En una reciente exposición del Canal de Isabel II nos muestran cómo estos pequeños atraviesan todo tipo de dificultades (grandes riadas, escalar montañas, desplazamientos eternos...) y llegan a las clases llenos de alegría y entran al aula con una sonrisa que habla por sí sola. Para ellos/as aprender y estudiar es lo mejor que les pasa durante el día. 

Tristemente,  parece que solo apreciamos lo que tenemos cuando nos falta. O quizás sea que cuando lo tenemos todo no apreciamos verdaderamente nada. Por eso, mirar de vez en cuando hacia aquellos que intentan compensar lo que la vida no les dio a base de ilusión, entusiasmo y mucha valentía debería hacernos parar a pensar y ver todo lo que tenemos con nuevos ojos. Y descubrir que los tesoros y las grandes alegrías se encuentran en realidad en los pequeños detalles.