1. Los fines de semana tardan cinco días en llegar, durante los cuales fantaseamos haciendo planes de qué haremos cuando tengamos el tiempo libre que nos merecemos.
2. Ese sitio tan genial al que teníamos pensado ir si hacía buen tiempo, tendrá que ser dejado para otro día, porque lloverá.
3. Si no llueve, ese fin de semana habremos cogido una gripe gorda que no nos dejará ir a ningún sitio.
4. Si al final nos animamos a coger el coche para ir a algún sitio, diez mil personas tendrán la misma idea.
5. Esos días que dejamos el despertador apagado, nos despertaremos por costumbre a la misma hora que el viernes.
6. El día que hemos planeado dedicarlo enteramente a lo que nos dé la gana, surgirá una comida familiar ineludible.
7. Si vamos a la comida con la idea de volver pronto, la sobremesa se alargará durante tres horas.
8. Si la tarde del sábado llueve a base de bien, no echarán nada decente por la tele, y cualquier partido o programa que estuviéramos esperando lo habrán cancelado.
9. Si en algún momento estamos disfrutando del domingo, no faltará quien comente aquello de "Mañana lunes".
10. Cuando termine el domingo, nos daremos cuenta de que no hemos hecho absolutamente nada de lo que teníamos pensado hacer cuando tuviéramos tiempo libre, y nos pasaremos los cinco días siguientes fantaseando con hacerlo.