El Museo de Arqueología
Lo que son las cosas, nunca habíamos estado en el Museo Nacional de Arqueología, y en estos días de lluvia que hemos tenido y mientras buscábamos ideas de "entretenimiento de interior" se nos ocurrió la idea de remediar esa falta. Fue un acierto de pleno: yendo prontito apenas había gente, y el museo en sí es algo digno de ver.
Estructurado en salas temáticas, cada una de una etapa de nuestra historia, expone en vitrinas y paneles todo tipo de restos arqueológicos y reconstrucciones, siempre con su correspondiente explicación: huesos, herramientas líticas, fragmentos de cerámica, monedas, adornos en plata y oro, bustos, armas, tablillas escritas... el catálogo no tiene fin ¡Incluso estatuas de esfinges o emperadores romanos!
Y, por supuesto, el plato fuerte: la Dama de Elche. La has visto cientos de veces en fotos y en la televisión, pero, creednos: no tiene nada que ver con la obra al natural. Es preciosa, magnética, hechizante. Cuando la ves iluminada al final de un pasillo, de repente todo lo demás que está expuesto parece desaparecer y te sientes atraído irresistiblemente hacia ella. Sin desmerecer a todo lo demás, fue sin duda el punto álgido de la mañana.
La reproducción de la cueva de Altamira y algunas salas estaban cerradas temporalmente cuando fuimos, pero aún así hay para estar todo el día ¡y es una buena excusa para volver! Os dejamos con algunas fotos, para que os animéis a hacer un poco de turismo cultural a través del tiempo.
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