No hemos podido esperar hasta mañana para publicar una nueva entrada por aquí.
El título responde a lo que es, por muy raro y extraño que se haga el pensar que un búho real puede anidar en el balcón de una casa.
Antes de comenzar con el relato en sí, tenemos que dar las gracias a Pedro.
Sabiendo lo que nos esperaba por el camino los nervios estaban a flor de piel, un acontecimiento así bien lo vale. Salimos a eso de las 5:50, con noche cerrada, no podíamos esperar al amanecer. Cuando llegamos, aún de noche, la incertidumbre aumentaba hasta dar con el sitio exacto. Finalmente vimos unos ojillos brillantes que se difuminaban entre la oscuridad y el alegrón por la noticia compensaba el madrugón y el frío que estábamos pasando. A eso de las 6:15 o 6:20 contemplamos cómo poco a poco los polluelos se iban desperezando y reclamando comida. Poco después llegó el adulto y se dedicó a cebarles bien y a atusar su plumaje. Vimos con cierta tristeza que era tuerto.
El resto del tiempo hasta que nos fuimos un deleite de rato bien pasado viéndoles cómo se asomaban por el balcón o daban cortos saltitos. ¡Qué gozada! Ahora las FOTOS.
De noche unos ojillos asomaban en una cornisa...
...Entonces llega alguien con su comida...
...Poco a poco se va haciendo de día...
...¡Y vemos cosas tan bonitas como ésta!
¡O ésta!
¡Que tengáis un GRAN DÍA, como el que hemos tenido nosotros!
4 comentarios:
Hola, soy un ex-alumno de Daniel
¿De verdad que habéis visto eso? Es increible, me gustaría poder ver algún día algo tan bonito por getafe.
¡Gracias por tu comentario!
La verdad es que ha sido una pasada. Real como la vida misma.
Ya nos pasaremos por tu blog ;P
Lo de mi blog, no hace falta, solo lo ice para poder comentar.
XD
¡Gracias de nuevo, muy chulo tu blog! se os echa de menos... Recuerdos.
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