Como educadores, una gran baza a la hora de meterse al público en el bolsillo, es encandilarlo con una buena ración de cuentos.
Nos gusta contar todo tipo de historias: reales o inventadas; de amor verdadero o de traiciones soterradas; de terror o ciencia ficción; improvisadas o meditadas; terminadas o inacabadas; de humor, de filosofía, de fábulas y mitología; de literatura infantil o para público juvenil; para los mayores de la casa o para el más pequeñín; de misterio e intriga; de pura poesía o prosa profunda; de nuestras leyendas españolas o de remotas culturas; de monstruos calvorotas o de princesas de fresa; tristes; alegres; de colores brillantes; de tonos apagados; de final feliz o tragedia fatal; de sorpresas o de algo trivial; de cuentos bien contados, sentidos y transmitidos.
DE TODO Y PARA TODOS.
Los buenos cuentos en vivo y en directo, en el tú a tú se aderezan con los gestos y la emoción del narrador. El resto lo pone la imaginación del receptor. De premios: sonrisas, suspiros, sustos... cómplices del momento dejan escapar aplausos al viento
Y, para leer cuentos también es necesaria la imaginación. Sin perderse entre las letras y sin dejarnos llevar por el sueño, soñamos historias mientras leemos. Ponemos cara a personajes, les pintamos carácter y los hacemos nuestros.
Otras veces se acompañan de dibujos. Ilustrar un cuento lleva mucho tiempo y esfuerzo. Siempre es un buen reclamo el detenerse entre las páginas para ver las imágenes y luego engancharse con la historia.
Estos son dibujos de un cuento que hemos empezado, pero, como diría un buen amigo nuestro, "esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión".
Embrujo |
En el tejado de Zinc |
En la sombra |
¡Llena tu vida de cuentos! La historia nunca termina
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