Cuando nos enteramos de esta iniciativa que están llevando a cabo un grupo de maestras abuelas para acercar los cuentos a las clases, nos quedamos maravillados.
Los profesores, como buenos comunicadores que somos, podemos contribuir a que los niños y niñas sigan conociendo aquellas historias que antes siempre eran contadas al amor de la lumbre.
Nosotros, sin ser abuelos todavía, ya hemos probado muchas veces la experiencia. Decir que es de lo más gratificante es decir muy poco. Todas las caritas, miradas y sonrisas que despiertan tus palabras al compás de un cuento bien narrado hacen de ese momento algo mágico.
Nuestro gran aplauso va para este entusiasta grupo de maestras jubiladas, que en su afán de seguir enseñando, dan lo mejor de sí mismas.
Todo un ejemplo para el colectivo de Educadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario