Oh, pequeño emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón,
nupcial sultán del cielo,
de las tejas eróticas,
el viento del amor en la intemperie
reclamas cuando pasas
y posas cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando de todo lo terrestre,
porque todo es inmundo
para el inmaculado pie del gato.
Pablo Neruda
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