Gran verdad, la lluvia nunca sobra.
Lluvia de libertades, de tierra fértil dispuesta
a hacer frente al futuro cargada de bondades.
Hace mucha falta que llueva...
Y, una vez más:
Que la lluvia de la felicidad venga,
te pille con el paraguas roto
y salpique a todos los que
están a tu alrededor
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