El otro día paseaba por la biblioteca, buscando distraídamente algún libro para coger prestado. No iba con nada en mente, si bien deseaba que fuese algo un poco especial, ya que sería el primer libro que leería en este año que estamos estrenando. Así, dejaba vagar mis ojos por los lomos de las estanterías, sin saber muy bien qué es lo que podría encontrar.
Fue algo casi mágico. Cuando llegué a la zona donde estaban los libros de Michael Ende, autor maestro idolatrado por nosotros, de repente encontré una obra suya que desconocía totalmente, y de la que no tenía noticia. No hay libro de Ende que no haya leído en más de una ocasión, pero encontrar de repente un libro nuevo... era sencillamente único. Y por si fuera poco, con un título tan sugerente como el que lleva.
Tuve que obligarme a esperar para empezar a leerlo. Aquella misma noche, antes de dormir, abrí el libro por el primer relato, curiosamente llamado "La meta de un largo viaje", y a partir de ese momento, es Ende el que toma las riendas, y el lector simplemente se abandona.
La obra son ocho relatos independientes pero sutilmente conectados entre sí, todos impregnados de esa atmósfera original y poética tan propia de este escritor alemán. Historias que nos hablan de qué es lo que busca alguien que ha nacido teniéndolo todo en la vida; de un pasillo imposiblemente largo; de una casa que solo tiene exterior, porque su interior no existe; de un mago y su familia en las calles de Roma; de un mundo de catacumbas habitado por gente que son sombras, y en el que de repente uno de sus moradores empieza a soñar con ventanas a un exterior imposible; de un viajero por el mundo de los sueños y su búsqueda infinita; de un comerciante árabe encerrado (o no) en una prisión con ciento once puertas, de la que puede marcharse cuando desee si hace la elección correcta; y de un hombre que comienza su vida buscando un mundo de milagros y al final encuentra... pero no, no lo vamos a decir aquí.
Si alguna vez os topáis con este libro, seréis libres de entrar en él o no. Pero sabed que si lo hacéis, algo habrá crecido dentro de vosotros en cuanto cerréis la última página.
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