Para aquellos que decidieron caminar sin rumbo fijo y aterrizaron en un lugar como éste. Aquí tenéis vuestro sitio.

miércoles, 25 de enero de 2012

Por el valor de un escritor

Una vez más apetece escribir, 
así que sin más esto es lo que va surgiendo... 


RENUNCIA


Era como la primera vez que ponía sus pies en esos peldaños de hojalata que subían y bajaban continuamente. ¿Subir o bajar? Esta vez tocaba subir. Subía y se daba cuenta de todo lo que se había quedado perdido por el camino, pero no le importaba, nunca más podría dar pasos mecánicos a su vida. Él ya no era el mismo, la renuncia no fue lo más difícil, lo peor fue desterrar su rutina a días vacíos. Hemos dicho subir, de eso se trataba y en eso andaba.


Caminando así, las calles de la ciudad iban serpenteando, mostrando su malaje asomaba el abismo de la soledad en cada esquina. No encontraba su sitio... allí sentía algo distinto. Cada uno de los rostros que poblaban aquella metrópolis despertaban su curiosidad: la señorita minifaldera que se maquilla en un santiamén, el niño que protesta porque no quiere darle la mano a su madre, el artista callejero que arranca improvisados aplausos, la cartera despistada que deja caer una carta sin darse cuenta, el joven estudiante que apura sus apuntes antes de un examen, todos arropaban su imaginación aunque fuera solamente un instante.


Sus pies cansados conservaban la inercia... sin detenerse siguió pensando, paseando... entonces llegó a una fuente, no pudo resistirlo y tuvo que meterlos allí... suspiros de alivio... ¡Qué momento! desabrochó su pesar y se puso juguetón con el agua, salpicando con desparpajo y riendo como nunca. Las risas pararon: lo que vio no le gustó nada... ¿ese soy yo? no... todavía llevaba la corbata puesta...




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¡Eh, tú! Sí tú, el que estás leyendo esto un día sí y otro también. Repite conmigo: puedo ser un ganador. Repite de nuevo: puedo ser un ganador. Mira a tu alrededor, ¿qué tienes cerca de donde estás? Cuenta por un lado las cosas que realmente necesitas y por otro las que no usas. ¿Te gustaría cambiar de vida? ¿A qué estarías dispuesto a renunciar para conseguirlo? Repite de nuevo: yo tengo el poder. Ahora retrocede y piensa cómo habrían sido las cosas si no hubieses nacido en esta época, en la familia que tienes, en el país donde resides. ¿Qué serías entonces? Pero, esa no es la pregunta correcta, lo que habría que preguntar es ¿siempre seré yo? ahora puedes responder en silencio. 




                                                                    ALMU




De Renuncias y Denuncias... 
          HASTA PRONTO APÁTRIDAS





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