Zenón de Elea, un discípulo de Parménides, propuso una paradoja que explica cómo una flecha nunca llega a alcanzar el blanco.
Se lanza una flecha. En cada momento de su avance está en una posición específica. Si hacemos ese momento lo suficientemente pequeño la flecha no tiene tiempo para moverse, por lo que está en reposo en ese instante. Con este razonamiento la flecha seguirá quieta en los momentos siguientes, con lo cual nunca llegará a tocar realmente a la diana.
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