Cuando tus alumnos te piden algo diferente a explicarles mates, lengua, inglés o física y química, te llevas una pequeña alegría, pues casi siempre lo más recurrente es tocar esos palos. Así que ayer me puse muy contenta cuando pude explayarme con las cormofitas. Y es que no hay nada como bucear entre el mundo vegetal para llenar de oxígeno la mente...
No llevaba nada preparado, pues no me habían avisado con tiempo suficiente... pero saqué lo mejor de mí para que no se quedara ningún concepto en el tintero. Algún que otro esquema para amenizar las explicaciones y también algún que otro ejercicio de pensar un poco para poner en orden las ideas de lo aprendido, pusieron el broche final a una tarde florida y llena de un espíritu frondoso.
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