Poner en tela de juicio
Este dicho, cuyo significado se refiere a dudar de algo o someterlo a la incredulidad durante un tiempo prudencial hasta que se demuestre lo contrario, no tiene nada que ver con la industria textil, ni tampoco mucho con los juicios tales y como hoy los conocemos.
En su sentido original, se refería a la "tela" o empalizada baja que separaba el campo de justas de los torneos, en la época medieval. Se colocaba para que las monturas de los caballeros siguieran un camino determinado sin toparse entre ellos. Y aunque el cine ha popularizado los torneos como una forma de entretenimiento, lo cierto es que la mayoría de las veces fue una forma de poner en práctica el "juicio de Dios": si dos caballeros estaban en disputa, peleaban con la convicción de que Dios no permitiría ganar al culpable. Por esa regla de tres, el caballero ganador era el que tenía razón. Una manera bastante rápida y un tanto bestia de resolver los pleitos...
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