Para conseguir pasar del "frío- frío" al "caliente-caliente", continuamos buscando las pistas que nos pueden dar la clave de cómo algunos animales son capaces de soportar mejor este desplome del termómetro.
La temperaturas muy bajas suponen una disminución de la velocidad de las reacciones químicas y una ralentización del metabolismo. También conllevan la congelación del agua y eso imposibilita la vida activa. Pero muchos animales están bien preparados para combatir el frío, veamos algunos ejemplos:
Los pingüinos cuentan con un sistema de protección muy complejo que les permite resistir el invierno antártico y la ventisca. Su plumaje es muy denso. Debajo de las plumas también tienen un plumón lanudo junto con una espesa capa de grasa. Además pueden recuperar un 80% del calor de su aliento gracias a un elaborado sistema de intercambio térmico en los pasos nasales.
Un insecto sin alas de 1 milímetro (Cryptopygus antarcticus) es capaz de sintetizar glicerol, una sustancia anticongelante que le permite sobrevivir en temperaturas inferiores a los -35 grados centígrados.
El "pez de los hielos" (Chaenocephalus aceratus) no tiene hemoglobina en la sangre, por lo que el fluido es menos viscoso y necesita menos energía para circular.
- Yo tampoco paso frío, voy bien abrigadito - |
Nosotros los humanos producimos calor cuando tiritamos, ocurre mediante una contracción muscular refleja. Los vasos sanguíneos superficiales después se contraen. La sangre se concentra en los principales órganos vitales, prioritariamente el cerebro, las extremidades como no reciben oxígeno corren el riesgo de necrosis.
Algo que la gente suele pensar con bastante frecuencia es que beber alcohol reduce la sensación de frío. Ocurre todo lo contrario, el alcohol dilata los vasos sanguíneos y se produce una pérdida de calor.
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