No le hago la pelota ni a mi madre
ni a mi abuela, ni a mi padre
mientras, aumenta el desmadre
que se fermenta en la endogamia
aun sabiendo que es una infamia
grandes vagos lo alimentan
dejando que transcurra
entre hurras y vítores recíprocos
pocos se libran y son más críticos
son mal vistos los que alzan la voz
"Dígame usted señor, ¿le caliento bien la silla?"
"¡Qué maravilla, un empleado de lo mejor!"
Después, el asiento bien caliente
pasa a ser no suficiente
las aspiraciones aumentan
"¿Quiere un caramelo de menta?"
lo lamenta el segundón
era un buen argumento...
pero en un momento
aún convaleciente el puesto
alcanza por fin el sillón
precoz jefe veloz
ahora dedica sus esfuerzos
a atender en su despacho
a la plebe del populacho.
Lejos de ser eficiente
sin ningún dedo de frente
mete el dedo en la llaga
haga lo que haga
todo va de mal en peor
aunque con tanto admirador
ninguno muestra pudor
en hacer favor tras favor...
¡Esto es una plaga!
el empleo del peloteo
nunca tiene paro
aunque les salga caro
entre jamones los mamones
dispensan sus vacaciones
"Al Amazonas a ver guacamayos"
"¡Ay, señor, qué buen apaño!"
Ese año las fotos de aquel loro
del señor segundón dueño del despacho
tuvieron un marco de oro
lo adoraban todos a coro
- Almu -