Nos encanta la cultura de los indios nativos de Norteamérica. Como libros no nos faltan, hoy compartimos con vosotros esta bonita historia:
Zorro Amarillo
Hace mucho
tiempo, mientras los Pawnees se hallaban en su casa de invierno, un joven
muchacho llamado Kiwuk-u Lah'khata (Zorro Amarillo) salió un día en
solitario a cazar con la intención de matar a un bisonte.
Cuando dejó el
campamento por la mañana, el tiempo estaba cálido y agradable, pero, a eso del
mediodía, se desencadenó una gran tormenta de viento y nieve. La nieve,
flotando con el viento, lo cubrió todo en seguida, y hacía mucho frío. Según
pasaba el tiempo, la capa de nieve se iba haciendo más y más espesa y todo el
aspecto de la pradera había cambiado. Finalmente, Zorro Amarillo se perdió y no
supo dónde estaba ni qué dirección tomar para regresar al campamento.
Anduvo
caminando durante todo el día sin ver ni el campamento ni el más mínimo rastro
que le llevara hasta él, y según el día se iba haciendo más y más frío, cada
vez le invadía más el pensamiento de que iba a morir congelado en la pradera.
Al final se hizo a la idea de que debía morir y que ya no había esperanza para
él de ver otra vez a su gente. Sintió mucha tristeza por su familia y sus
compañeros.
Pero, según
avanzaba a la deriva, abotargado y rígido por el frío, tropezando y
tambaleándose en la profunda capa de nieve, oyó detrás de él como un canturreo
que, al poco rato, se vio acompañado por el ruido producido por algún animal
pesado al correr. Estos sonidos se oían cada vez más cercanos hasta que, por
fin, ante el asombrado Zorro Amarillo, apareció medio corriendo un gran macho
de bisonte. Era un animal enorme y majestuoso, el bisonte más grande que Zorro
Amarillo había visto nunca. La nieve se acumulaba en el pelaje de su
impresionante joroba y sobre su hocico, para deshacerse cuando el bisonte
soltaba su aliento cálido. Según se aproximaba, el bisonte iba cantando una
canción con su grave voz, y, al tiempo, que cantaba, el sonido de sus cascos en
el suelo iba marcando el ritmo con la medida de los versos de la melodía. Y
esto era lo que cantaba:
A-ti-us ti-wa-ko Ru-ru!
Mi padre dice:
¡Continúa!
Teh-wah-hwa-ko Ru-ru-hwa-hwa Wi-ruh-re
Sigue diciendo: Sigue adelante Todo irá bien
El corazón de
Zorro Amarillo se sintió fuerte de nuevo al escuchar que el Gran Misterio le
había enviado a aquel bisonte para ayudarlo en ese trance; entonces siguió al
animal a través de la pradera nevada, y éste lo condujo directamente hasta el
campamento, sano y salvo.
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