Ahora que andamos preparando los exámenes de septiembre nos da por subir un poco el listón con nuestros chavales para que alcancen la mejor nota.
Cuando ves que recurrentemente dan soberanas patadas al diccionario: lo que os contamos de un alumno de 4º de la ESO que escribía siempre "deveres" y otras barbaridades que te sacan los ojos de las órbitas, decides que por mucho que haya que explicar cadenas tróficas, ejercicios de continuidad, verbos modales o integrales indefinidas, dedicar un tiempo a rellenar cuadernillos de ortografía no viene nunca mal.
Así que con una gran carpeta llena de fotocopias hemos ido paseando estos días. La reacción de los chavales no se hace esperar... una vez más toca ser el profe cruel.
Una lengua es algo muy vivo, está en constante cambio y evolución. A través de un buen uso del lenguaje la mimamos y cuidamos. Otra cosa es la palabra, aunque de las palabras nacen las lenguas.
Si este artículo nos ha quedado un poco DESLUCIDO será porque no estamos muy LÚCIDOS para escribir. Y es que con tanto calor, cuando el sol LUCE a pleno rendimiento los pensamientos, lejos de estar ATENTOS, no colocan nada bien los ACENTOS y se vuelven CONFUSOS, o quizás estamos todos CONFUNDIDOS y sí que nos hemos LUCIDO...
Para saberlo, lo mejor es recurrir siempre a profesionales...
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