Como el hambre a estas horas hace rugir las ideas de poner algo entre el pan, nos preparamos ahora mismo una increíble tortilla.
En un soneto real, bien medido y calibrado, se hace más comestible. Sólo hay que servirse de las sinalefas, los cuartetos y los tercetos bien colocados.
Todo es posible si de guarnición tenemos la imaginación, siempre el mejor acompañamiento.
Con vosotros, este pasatiempo...
Si no quise pedirme una tortilla
fue por tener gran empacho de huevo.
En el bolso a menudo me los llevo,
estoy yo siempre hasta la coronilla.
¡Ya ve, fíjese usted qué maravilla!
¡Estrenar cada día un huevo nuevo!
Se hará así el hombre mucho más longevo.
Su marido será un buen cocinilla.
Y para empezar ponerse a pelar
papas en duelos con huevos batir,
primero procede tu huevo a cascar.
Al terminar todo junto freír.
Y si se decide usted a probar,
ya nunca más parará de reír.
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