Con este nombre decidimos llamar a la escapada exprés a Jaén para ver a un colega y patear un poco por el campo de allí.
La verdad es que la intención no era nada más que aprovechar uno de los últimos fines de semana libres que nos quedan antes de que nos adentremos de lleno en el otoño. Lo de escoger el nombre de "operación lince" no era un propósito en firme de ir a buscar a esta bonita y amenazada especie que está en boca de todos, sino tan sólo un apelativo por hacerle los honores.
Pero sí que habrá ocasiones posteriores de intentar verlo, cuando baje la caló por fin y esté en plena apoteosis otoñal todo aquello.
Nuestros movimientos estos días: casco antiguo de Úbeda y Baeza, centro histórico de Jaén y una pequeña visita panorámica desde el coche de nuestro amigo a un privilegiado rincón de la Sierra Sur, donde la geología del lugar deja ver formas caprichosas cual tablero de ajedrez y acoge árboles singulares testigos de las historias más remotas, como un poderoso quejigo de casi 1000 años.
Lo mejor: la compañía y la promesa renovada de volver cuando los linces tengan retoñitos y nuestro amigo también.
¡ASÍ SERÁ, PUES!
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