Como ya os conté hace un tiempo, mi segunda casa está en Venezuela.
El nombre de este país se lo dieron los exploradores Américo Vespucio y Juan de la Cosa en 1499 cuando al entrar en el lago de Maracaibo vieron los palafitos (cabañas que se asientan sobre el agua) y se acordaron de Venecia. De ahí el nombre de Venezuela que significa "pequeña Venecia".
Palafito. Fotografía de Carlo Bianco |
Y si aún así no le veis el parecido con Venecia, Venezuela también se viste de máscaras en muchas de sus fiestas populares. Una de ellas es la de los diablos de Yare. Fiesta pagana con connotaciones religiosas que hace brotar caras esperpénticamente demoníacas danzando con vivos colores.
Es costumbre que los niños en los colegios fabriquen sus propias máscaras. Recuerdo que yo tuve la oportunidad de hacerme una. Era un diablo con un único cuerno en la frente y una boca enorme con muchos dientes. La hice con un armazón de cartulina y una masa de papel de periódico, engrudo y almidón. Al final no me la puse porque dio la casualidad de que estuve malo. Para que os hagáis una idea, la cara que tendría sería una cosa así:
Esta fiesta se remonta al siglo XVIII y representa una lucha simbólica entre el bien y el mal. Hay dos versiones diferentes sobre el origen de esta celebración. La primera nos cuenta que un sacerdote hace 400 años no tenía suficiente dinero para sacar la procesión del Corpus Christi y exclamó: "si no hay creyentes para sacar al santísimo, que vengan entonces los diablos". En otra se nos dice que en 1740 hubo una tremenda sequía. La gente le pidió a Dios que lloviera y como ese año llovió torrencialmente, en agradecimiento los hombres del pueblo le ofrecieron vestirse de diablos.
Si alguna vez os animáis a visitar Venezuela coincidiendo con la celebración de esta fiesta, las imágenes que veréis se os quedarán muy bien grabadas y las fotos que tendréis la ocasión de hacer serán espectaculares. Hay muchos sitios donde podéis disfrutar esta festividad, el lugar por excelencia es San Francisco de Yare, estado de Miranda.
¡ANIMAOS!
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