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martes, 20 de septiembre de 2011

La sociedad líquida

Nueve y cuarto de la noche pasadas, entre preparar la cena y mirar de reojo las noticias ocupas la mente mientras intentas hacerte a la idea de lo que toca mañana. 

Y en ese traer y llevar cosas de la mesa escuchas de repente la frase: "vivimos en una sociedad líquida".

¡Qué gran metáfora aplicada al cotidiano sentido de la vida actual!

¿Cómo puede ser que la gente, lejos de ser piña, haga que la cohesión se diluya y vaya evaporándose sin importar lo más mínimo hacia dónde vayan a parar esos ideales y valores que hacen a las sociedades evolucionar?

Se nos dice lo que hay que hacer, pero nunca se hace caso al corazón de ese discurso. Campean toda clase de desmotivaciones amparadas en que no se va a lograr alcanzar nunca ese ideal o mundo utópico. Se nos ha dicho muchas veces que no somos superhéroes, cuando son esas propias personas que lo dicen las que doblegan a sus subordinados para ir en busca de la quimera del dorado, aun cuando su afán no lucrativo enmascare cualquier sospecha de alcanzar ese fin.

¿Cómo puede ser que se acuñen términos como "educador" en el caso de gente sin cualificación ni vocación y se descarten profesores deseosos por trabajar que serían capaces de dar clase en cualquier circunstancia?

¿Cómo dejamos que la escarcha de las injusticias haga de nuestros corazones carámbanos de hielo en vez de negarnos a admitir que eso llegue a suceder? 

Paradojas sin explicación... seguir preparando la cena quizás sea lo mejor... pero no, no han de caer en vano todos los intentos de concentrar a la gente en torno a una buena idea, si no, ¿qué hubiera sido de nosotros sin una Rosa Lee Parks cuando tiempo atrás no se quería levantar de su asiento del autobús reservado para blancos con el Apartheid bien presente?

Gracias a gestos como ése y otros muchos podemos decir que las cosas cambian, pero, para que ello ocurra, alguien tiene que alzar su voz por encima de las demás sin miedo a que todas esas reivindicaciones parezcan cosa de locos idealistas.

Los educadores somos así, por mucho que se desvirtúe el concepto de tanto usarlo y por mucho que se quiera desprestigiar una labor que no todo el mundo es capaz de afrontar con garantías. "Sociedad líquida"... "sociedad líquida"... todo es mucho más sencillo de lo que parece...

Mientras todo eso llega, mañana a gritar bien alto una vez más: ¡POR LA EDUCACIÓN PÚBLICA! Y antes dar clases de inglés, lengua y mates a mis chavales. Entre ellos María, especial por su pequeño retraso, pero grande en su esfuerzo, sonrisas y ganas de aprender. Que me digan a mí que eso no es ser un superhéroe... vamos, que me lo digan... 


Un brindis por la Educación




2 comentarios:

Íñigo dijo...

¡Chapó otra vez!
¿Qué tal la mani?

ADRG dijo...

¡Gracias!

La calles a rebosar de gente. Ahora bien, dirá que todos éramos melenudos y alborotadores.

Nos hemos encontrado con un montón de caras conocidas de profes de muchos institutos con los que de una u otra manera hemos coincidido,nos tienen muy fichados por las excursiones. Y con mis compañeros de San Martín hemos ido todos los días haciendo piña.

Tenemos la voz muy tocada... pero ahí hemos estado, no podíamos faltar por muchos motivos que ya sabes...

Gracias de nuevo por tu apoyo.