Para aquellos que decidieron caminar sin rumbo fijo y aterrizaron en un lugar como éste. Aquí tenéis vuestro sitio.

martes, 6 de septiembre de 2011

Por El Pardo

Hacía ya muchísimo tiempo desde la última vez que pisamos El Monte de El Pardo. Allí hemos pasado muchas mañanas durante muchos años rodeados de chavales. 

Teníamos cierta nostalgia por ver cómo seguían las cosas por este lugar tan lleno de recuerdos para nosotros, así que decidimos acercarnos. 

La primera parada tocaba en la zona de Mingorrubio, siguiendo el camino paralelo al río Manzanares. Después fuimos al encinar próximo al restaurante El Faro y más tarde al área recreativa de Somontes. 

Nada más llegar a la ruta por Mingorrubio, lo que más nos llama la atención es la cantidad de maleza que ha ido poblando las márgenes. Continuamos andando, acordándonos de todas las cosas que explicábamos a la gente. En ese flashback constante, de repente llegamos a la zona de un puente que solíamos cruzar y nos encontramos con que lo han derribado. 


Sin puente



Es como volver a ver una película y que hayan cambiado totalmente el decorado de una de sus escenas. 

El puente requería una revisión a fondo. Desde hace tiempo algo mal apuntalado, todo apunta a que lo han retirado por precaución. Seguramente más adelante será repuesto por una nueva estructura.

Aun con ese imprevisto, no tiramos la toalla, queríamos llegar al otro lado y estar más cerca de la zona donde está el muro de la presa del embalse. La gente que conoce el sitio sabe que se puede ver un gran chorro de agua. Así que cogimos un atajo. De nuevo la maleza se convierte en protagonista, además se suma el mal olor que se va extendiendo poco a poco a medida que nos vamos aproximando a la presa, también una gran cantidad de residuos de todo tipo aparece por todas partes.


Nos quedaba muy poquito para conseguirlo, en un remanso hacemos una foto ya muy cerca.


Siguiendo el atajo




El último tramo solamente nos deja asomarnos a través de las zarzas. El chorro ahí sigue, cayendo como siempre.


Entre las zarzas



Terminamos la jornada visitando los otros dos sitios por los que también hemos pateado mucho. El área recreativa de Somontes y el encinar cerca de El Faro no muestran tantos cambios, mantienen aún la misma imagen desde la última vez que estuvimos. Pero solamente con ver la senda de Mingorrubio es suficiente para hacerse a la idea de que "no todo sigue igual".


Conseguimos recomponer muchas de las escenas de todo lo vivido por este Pardo que fue muy nuestro. Juntando el ayer y el hoy nos queda la sensación de que todo cambia y evoluciona. En esta evolución, ese bosque de ribera que hemos contemplado tantas veces ofrece una estampa muy diferente, menos gente quizás que vaya por allí, más plantas que ganan su hueco y proliferan por su territorio, más animales que dejan de ser molestados... cuanto más agreste e inaccesible es un lugar más vida salvaje alberga. 



VOLVEREMOS 



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