Para aquellos que decidieron caminar sin rumbo fijo y aterrizaron en un lugar como éste. Aquí tenéis vuestro sitio.

jueves, 25 de agosto de 2011

Guía útil para el buen ecologista

En el mercado editorial nos encontramos una gran oferta para poder elegir una buena guía de campo que nos acompañe en nuestro periplo de excursiones. Todas esas guías están pensadas para ayudarnos en la identificación de los diferentes grupos taxonómicos de aves, de vegetales, de hongos, de lepidópteros, de moluscos, de anfibios, de peces, de reptiles. También las hay de huellas y señales, de minerales, de rocas, y muchas más...

Son necesarias siempre que nuestro objetivo principal sea el de observar el entorno y catalogar las especies allí presentes. Pero no hay que olvidar igualmente meter en la mochila otra "miniguía", nada pesada, fácil de transportar y con consejos bastante intuitivos que nos servirán para intentar ser un buen ecologista. 

En esta guía se incluyen las siguientes recomendaciones, solamente os damos unas cuantas pinceladas:

  • La mejor forma de tratar un residuo es no producirlo (siempre que se pueda). Sirva como ejemplo el no cambiar de teléfono móvil mientras el "viejo" siga siendo útil. Solo porque nos ofrezcan uno que pueda hacer fotos con más megapíxeles, no existe la necesidad de tener uno nuevo. Este consejo puede ser aplicable a un montón de cosas que en la mayoría de nuestros quehaceres cotidianos malgastamos (envases, ropa, papel, etc) Si de todas formas es inevitable el producir algún residuo, ya sabéis lo que hay que hacer... no hace falta que insistamos en ello.

  • Ir al campo pensando que somos unos invitados y la Naturaleza la mejor anfitriona. Ella siempre se viste con las mejores galas y nos brinda todos sus cuidados de manera altruista.





  • No perderse ni un solo detalle de lo que ocurra a nuestro alrededor. Aunque lo conspicuo sea más fácil de observar, hay todo un micromundo que dejamos pasar inadvertido por no concederle las oportunidades que se merece. Una vez tuvimos la suerte de conocer a un guía en el Parque Nacional de Cabañeros que no le quitaba ojo a los líquenes, ¡era un máquina identificándolos! 

    • Si vamos al campo sin tener que obtener observaciones para un trabajo científico y tan solo queremos pasar la jornada disfrutando en plena naturaleza, del paisaje, de su fauna o de su flora, debemos de apreciar al máximo todo lo que nos rodea y ha hecho posible que estemos allí contemplándolo. Hay gente que se marca como meta el poder tachar a una especie determinada de su lista y, si no lo consigue en un tiempo, llega a alcanzar un gran nivel de frustración. Igual de importante es ver lince ibérico que ver serpientes, gorriones o malvas silvestres.

    Esta es la guía que llevamos nosotros al campo. Habría muchas más cosas por incluir que se han quedado en el tintero. Seguro que cuando leáis esto se os ocurren muchas más ideas para poder hacer vuestra propia guía. 

    Una de las palabras que no puede faltar en este libro, aún por terminar de escribir, es RESPETO. Como el que mostraban y demostraban Ellos...

    WAHÓ!




    No hay comentarios: