En un día como hoy, volver a dar clase se hace un poco cuesta arriba... para romper el hielo con las caras nuevas les cuentas tus batallitas... pese a no ser futbolera entiendo de fútbol (hace años jugaba).
Tras la tarjeta amarilla a los bostezos, no nos quedamos fuera de juego y después del marcaje cuerpo a cuerpo a las mates, chutamos con los logaritmos y por la escuadra y el cartabón cae el primer gol, la afición hace la ola.
Cuando les cuentas que hace tiempo dabas clases en la Finca de Pozuelo y que vivía allí algún jugador famoso y los coches tintados pasaban mientras tú ibas con la ropa de campo y la mochila y que ni te inmutabas, se quedan extrañados. "¡Jo, profe, y no les pediste un autógrafo!"
Será que el mundo de las celebrities no es para nosotros... nos quedamos con pisar el mejor terreno de juego, el que más nos gusta, que es también verde como el campo de fútbol. Se llama pizarra y se usa la tiza para dibujar números, otro tipo de jugadas.
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